PARA LOS ALUMNOS DE 5º Y 6º DE PRIMARIA
Descarga el siguiente archivo y contesta a las preguntas que se plantean. Si no tenéis impresora, copiar las preguntas en el cuaderno y las contestáis allí. La Fiesta del Magosto
Hay elementos que parecen discretos, casi invisibles al ojo del día a día. Pasan desapercibidos en las esquinas de los pasillos, al lado de una escalera o junto a la entrada de un gimnasio escolar. Pero cuando el fuego asoma sus fauces, cuando el humo convierte un martes cualquiera en una situación crítica, las BIE 45 MM (Bocas de Incendio Equipadas de 45 milímetros) se convierten en protagonistas. No son solo equipamiento técnico: son la línea que separa una emergencia de una tragedia.
Una BIE 45 MM es un equipo fijo de extinción que suministra agua a presión a través de una manguera semirrígida de 45 mm de diámetro. Su objetivo es claro: actuar en la primera fase del incendio, antes de que las llamas se propaguen. Estas bocas de incendio están diseñadas para ser usadas tanto por profesionales como por personas sin formación especializada, lo que las hace especialmente útiles en espacios como centros educativos, edificios públicos y fábricas.
Cuando hablamos de institutos, hablamos de espacios donde confluyen cientos —a veces miles— de jóvenes, profesores y personal administrativo. En ese contexto, cada segundo cuenta. Y es aquí donde la BIE 45 mm cobra una relevancia esencial.
En un instituto, el bullicio no cesa. Clases que entran, clases que salen, puertas que se abren, timbres que marcan el ritmo del día. Pero bajo ese ritmo cotidiano debe latir un sistema sólido de prevención y respuesta ante incendios. Las BIE 45 MM son una de las herramientas más fiables para contener un conato antes de que se convierta en desastre.
Su colocación, siempre estratégica, permite que estén accesibles en los puntos de mayor tránsito: pasillos, escaleras, entradas principales. La normativa exige que sean visibles, operativas y fácilmente utilizables. Y no es un capricho. Un error, una chispa en un laboratorio, un fallo eléctrico en un cuadro... y en cuestión de minutos, todo puede cambiar.
Por eso, más allá del cumplimiento legal, su instalación es una decisión responsable y ética. Lo que está en juego no es una multa, sino vidas. Desde la BIE más sencilla hasta los modelos con visor y puerta semiciega, todas cumplen una función esencial: estar listas cuando nadie más lo esté.
Las BIE 45 MM no son un accesorio más en la arquitectura de un instituto. Están reguladas por el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI) y deben cumplir con la normativa UNE-EN 671-1. Esta normativa especifica desde la presión del agua hasta la longitud mínima de la manguera.
Además, es obligatorio realizar revisiones periódicas, mantenimientos certificados y pruebas de presión y caudal. No es suficiente con tenerlas: hay que garantizar que funcionan. Porque cuando el momento llega, no hay margen de error. Y quien incumple la norma, se expone no solo a sanciones económicas, sino a consecuencias jurídicas si se produce un accidente.
Y, como bien analiza este blog sobre protección contra incendios, la cultura de la prevención debe ser tan sólida como la infraestructura técnica. No basta con instalar: hay que formar, revisar, insistir.
Una BIE 45 MM mal mantenida es una falsa promesa. Estar instalada no equivale a ser útil. Por eso, el mantenimiento preventivo es tan esencial como la propia instalación.
Las empresas mantenedoras homologadas deben emitir informes y certificar el estado de cada unidad. Y sí, todo ello cuesta dinero. Pero como suele decirse en prevención: lo que hoy no inviertes en seguridad, mañana lo pagarás en daños.
Instalar una BIE 45 MM es el primer paso. Mantenerla operativa, el segundo. Pero hay un tercer pilar: la formación. ¿Quién sabría usarla si suena la alarma?
En muchos institutos, el personal desconoce cómo manipularla. Por eso, los simulacros de incendio no deben limitarse a evacuar. Deben enseñar a identificar el tipo de fuego, usar el equipo y activar protocolos. Y no hablamos solo del personal docente. El conserje, el personal de limpieza, el administrativo... todos deben saber cómo actuar.
El fuego no discrimina por departamentos. La formación, en este caso, es una inversión directa en seguridad colectiva.
La protección contra incendios evoluciona. Hoy existen BIEs con detección remota, conexión con sistemas de alarma inteligentes, sensores de apertura e incluso integración con sistemas de vigilancia.
Pero, incluso en este contexto de avance tecnológico, la BIE 45 MM sigue siendo insustituible. Es el primer frente, el arma de proximidad, el recurso inmediato. Es, en muchos casos, lo único que se puede usar mientras llegan los bomberos.
Instalar una BIE 45 MM en un instituto no es un lujo. Es un deber. No solo de los técnicos, ni de los equipos directivos, sino de todos. Desde el estudiante que respeta la señalización hasta el personal que participa en los simulacros. La protección contra incendios es un ecosistema que funciona solo si todas sus piezas lo hacen a la vez.
Por eso, cuando volvamos a recorrer los pasillos de un centro educativo, quizá convenga detenerse un momento frente a esa caja roja de metal. Observar su estado. Leer sus instrucciones. Recordar que, en caso de emergencia, ella será quien esté allí cuando todo lo demás falle.
Y eso, sencillamente, puede marcar la diferencia entre el susto y la tragedia.